Inhala, exhala...
Que respire el alma, que exhale el corazón. Que se oxigene la angustia y se expulse así el desazón. ¿Cuántos "te quiero" lanzados al viento necesita la tormenta que llevas a cuestas para encontrar la calma? Se hacen infinitas las ideas que se enredan en tu cabeza, alimentándose de todo aquello que te remueve las entrañas, rescatando fantasmas del pasado para traer al presente miedos que ya no te pertenecen. "¡Basta!", grita el cuerpo que no puede resistir ni un ápice más de ese devenir que te revuelve las ideas. Ni mil respuestas te devolverían a tu ser, ni mil abrazos serían capaces de atrapar aquello que te atormenta. Al final del día, cansada y desnutrida de nutrirse de tantas ideas vacías, una siempre decide entregarse al destino. Jen Ament