Modo avión

Sé que te quiero y que me esperan más aeropuertos.

-Andrés Calamaro-

Subirse a un avión conlleva mucho más que pagar los billetes, conseguir que la ropa y las joyas de una semana quepan en el equipaje de mano, que la coordinación exquisita de pasar con dignidad la seguridad del aeropuerto y la de llegar a tiempo a la puerta de embarque. 

Cuando uno decide viajar, y por ende, subirse a un avión, son muchas las preguntas a las que nos enfrentamos. De repente, te cuestionas qué huella has dejado en quienes decidieron compartir la vida, las terrazas y la tristeza contigo. Quién allí abajo está esperando tu mensaje avisando que tienes los pies sobre suelo firme. El corazón elige qué palabras leerá esa persona. Cuál querrías que fuera el epitafio de esa eterna conversación. Ese mensaje al que volverían para recordarte. 

A pesar de que la probabilidad de morir en un avión es de 1 entre 205.552, reflexionar sobre la muerte a bordo adquiere una connotación más transcendental que hacerlo en las carreteras. Porque de alguna manera, nos despedimos de la vida eligiendo con qué palabras queremos que nos recuerden. Al despegar, dejamos atrás nuestro mundo en "modo avión", donde nada sucede y nada avanza. Todos los problemas y las posibles soluciones quedan fuera de nuestro alcance.



Comentarios

  1. Todo viaje supone una aventura y emprenderlo también es un acto de valentía. Me gusta Calamaro y un placer volver a leerte.

    Besos dulces Naty y dulce mes.

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  2. En todo viaje hay un riesgo, incluso cruzando la calle en una gran ciudad.
    Besos.

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  3. Una reflexión que no anda solo en tu pensamiento, Natalia. Debido a mi agitada vida profesional tuve que viajar mucho y mucho en avión. Sé de lo que hablas lo cual, por otra parte, es posible trasladarlo a otras praxis de aparente menor riesgo y no hablo, tan solo, de los de aspecto físico.
    Feliz tarde.

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