Cuando quisimos estar sin ser

Cuando sólo nos queríamos para compartir cama.

Cuando el corazón y las palabras no encontraban lugar entre nuestros cuerpos, y nos queríamos por fuera y no por dentro.

Cuando no nos hizo falta llegar al paraíso para probar la manzana prohibida del edén.

Cuando tú fuiste pecado y yo pecadora, cuando fuimos infierno y cielo al mismo tiempo.

Y como no quise escribir sobre una historia sin final, volví a tu cama como quien vuelve al escenario del crimen para buscar al asesino teniendo las manos llenas de sangre.