Pájaros de hielo

Eran dos personas normales con una vida-de dolor- en común. Llevaban a sus espaldas miles de historias repletas de ultrajes, sufrimiento, rencor y aceptación. En su memoria perduraban los tratados de perdón mientras en su interior ahondaban las palabras que jamás salieron de allí. Tanto desconsuelo les suponía, que acabaron siendo dos seres que respiraban dolor.
Por más que intentaban olvidar y seguir unidos como si el tiempo jamás les hubiera castigado, siempre volvían al dolor del que partieron, a los recuerdos, y de nuevo caían en ellos.
Destruían mentalmente todo lo que hasta el momento habían denominado "vida", perduraban durante algún tiempo encerrados en ellos mismos, como si eso fuera a otorgarles la libertad que jamás tuvieron el poder de conocer.
La idea ya establecida se convertía en frustración cuando se veían inversos en la imposibilidad de hacerla realidad, estaban ahogados en sus propios deseos. Únicamente cuando ésto sucedía podían percatarse que delante de ellos estaban las rejas que les convertían en prisioneros de su propia vida.

Es en ese momento cuando intentaban alzar el vuelo y el techo les impedía volar. Entonces no les quedaba otra que aceptar la realidad y enfrentarse al monstruo que les tenía retenidos: su miedo.
Se enfrentaban a los que llevaban dentro expulsándolo en forma de reproches y odio. Se despreciaban, se decían toda clase de ofensas, uno tras otro, esperando su libertad, o simplemente su satisfacción personal.
Tras esta lucha tan dolorosa como absurda, llegaba el momento de la "decisión final", la que habían estado planeando durante tanto tiempo: volar. Hacían un pacto en silencio o a base de escasas palabras, entre las cuales jamás faltaba el tono hiriente que les hacía creerse más fuertes que su adversario.
Comenzaban a caminar en direcciones opuestas a algún lugar desconocido, creyendo o suponiendo que esa sería su última despedida, que no se volverían a encontrar. Tras varios días al lado de la soledad, tenían la certeza de que no se volverían a necesitar el uno al otro.
Y una vez más, como siempre pasaba, volvían a toparse-queriendo- porque nunca se llegaron a separar. Siguieron ligados, lo único que cambió durante este intervalo fue su pensamiento, fue su odio el que los alejo.

Se separaban una y otra vez, y por cada vez que lo hacían había una reconciliación repleta de necesidad. Detrás de cada disculpa se escondía el miedo a afrontar la adversidad a solas.
Estaban rotos, pero sus piezas seguían sin encajar.
Jamás escaparon de la jaula en la que siempre estuvieron. Jamás aprendieron a volar porque eran adictos al dolor que se provocaban.


Comentarios

  1. "Jamás aprendieron a volar porque eran adictos al dolor que se provocaban", precioso, absolutamente precioso.

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    1. Gracias por dedicarle a mis letras un poco de tiempo. Nos leemos, artista

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  2. Sencillamente precioso, me encanta, me ha gustado de principio a fin, soy nueva aquí pero te voy a seguir sin duda.
    Te he nominado en mi blog, cuando quieras puedes pasarte, es al premio Liebster, nose si va mucho con tu blog así que no es obligatorio que partícipes, pero lo he hecho porque me encanta haber descubierto tu blog.
    Saludos y besos, nos leemos

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    1. Buenísimas tardes. Es todo un honor y un privilegio que me hayas incluido en esa lista de nominaciones, no sabes lo que significa para mí que hayas invertido tu tiempo en leerme, y además que te haya gustado.
      Por supuesto que la haré, solo por el detalle que has tenido. Felicidades por el premio Liebster y por supuesto, te sigo y nos seguimos leyendo.

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  3. Muchas gracias por tu comentario, ahora mismo te sigo:)

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