La revolución de la generación perdida

Nos llenaron
la cabeza,
el alma y
el corazón
de razones para no creer en nosotros,
nos juraron que no merecía la pena luchar,
porque total,
ya estaba todo perdido.

Y entonces
nos convirtieron en marionetas,
que no sienten,
ni quieren sentir.
Porque tienen miedo al latir.

El tiempo ha hecho que el amor,
su concepto,
y su definición sólo esté
en los versos de un poema
o en la letra de una canción.

Neruda se fue cuando acabó la primavera,
y ya nadie cree en la pasión.
Machado desapareció
entre los vocablos de su dolor.
Bécquer dejó de vestir su poesía con metáforas,
fue él quien dijo lo de:
"Aunque no haya poetas,
siempre habrá poesía."
Pero yo sigo creyendo
que necesitamos más poetas que nos partan el alma.

Somos
la causa y el resultado,
la consecuencia de una sociedad
en la que soñar es de locos
sobrevivir una rutina
y vivir la excepción.

Generación de cobardes
que llevan por bandera
las ganas de ser feliz
y el poco coraje de luchar
por conseguirlo.

Nosotros,
creadores y destructores
de nuestros propios sueños,
que matamos la esperanza
con tal de no dañarnos la coraza.

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