Luz eterna

Hay una vela encima de la mesa que cuenta los segundos que tarda en consumirse, mientras que reza porque alguien le sople dándole la oportunidad de alumbrar una vez más Ese alguien, con su último aliento le sopla creyendo que la suerte es suya, porque no aguanta ni un minuto más esa luz que desprende la vela en aquel lugar. De repente, aparece la muerte y en mitad de la oscuridad que ha dejado ese soplo, se lo quiere llevar, pero en un grito tan desesperado como inesperado le dice: "No me lleves, déjame un poco más " Así fue como ese alguien vio el amanecer con los ojos de quien era ciego y ya podía ver. Y esa vela duro un par de anocheres dándole luz a un rincón oscuro de la habitación.